La contribución a la economía circular a través del reciclaje de envases sigue afianzándose entre los navarros consiguiendo que cada vez más envases puedan convertirse en nueva materia prima para crear, a partir de ellos, otros productos como textiles, mobiliario urbano, tuberías y nuevos envases. De hecho, en 2022 en Navarra se enviaron a instalaciones recicladoras más de 21.600 toneladas de envases domésticos de plástico, metal, briks y papel y cartón para ser reciclados y darles una nueva vida, un 3,1% más con respecto al año anterior. Estos datos que, junto con los del resto del país, se comunican anualmente al Ministerio de Transición Ecológica, consolidan los datos de envases totales reciclados -industriales, comerciales y domésticos- que España reporta a Europa.
Por tipo de material, de las más de 21.600 de toneladas enviadas a instalaciones recicladoras, más de 8.060 toneladas fueron de envases plásticos; más de 11.270 correspondían a papel y cartón; y más de 2.300 fueron envases metálicos.
Del total de toneladas de envases enviados a instalaciones recicladoras, 20.835 procedían de los envases que los ciudadanos separaron en los contenedores amarillos y azules de la calle y en las papeleras de colores instaladas en espacios de gran afluencia de público, como aeropuertos, oficinas y bares y restaurantes. La cantidad restante se consiguió recuperar de la planta de fracción resto, adonde llegan todo tipo de residuos sin separar.
De hecho, la implicación ciudadana es fundamental para el proceso de reciclaje. La separación que ciudadanos y ciudadanas hacen en sus hogares y otros espacios es el primer paso de un largo proceso industrial que acaba en una instalación recicladora, que es la que convierte los residuos en nueva materia prima. Así, en 2022, cada navarro separó 36,1 kilos de envases plásticos, latas, briks y papel y cartón para hacer posible su reciclaje. Estos datos van en línea con los objetivos que marca la nueva legislación nacional y ambiental para mejorar la cantidad y la calidad de la separación que los ciudadanos realizan.
Por eso, y a pesar de que este hábito de separar para reciclar está muy asentado, el objetivo es que cada año los ciudadanos de Navarra lo hagan más y de mejor forma. Para ello, es fundamental que cuenten con infraestructuras y servicios les facilite esta tarea, como son los 6.881 contenedores amarillos y los 9.033 azules que hay en la calle, así como las más de 500 papeleras de colores disponibles en otros espacios.
“Tenemos claro que uno de nuestros principales objetivos es acercar y poner fácil el reciclaje a los navarros y navarras. Por eso, llevamos a cabo distintas iniciativas para reforzar la recogida selectiva de envases a diferentes espacios fuera de los hogares. Ejemplo de ello son los 55 albergues que forman parte del ‘Camino de reciclaje’ para concienciar a los peregrinos de la importancia de reciclar y de no abandonar residuos en el entorno natural, las más de 360 papeleras instaladas en colegios, edificios públicos, comercios y oficinas a lo largo de 2022 o el reparto de más de 20.400 bolsas amarillas que realizamos a los establecimientos del casco antiguo de Pamplona para separar sus envases durante las fiestas de San Fermín”, ha declarado Fernando Blázquez, gerente de Ecoembes en Navarra. “A lo largo de 2022 hemos seguido impulsado nuestro proyecto de reciclaje incentivado RECICLOS, para fomentar el reciclaje de latas y botellas de plástico de bebidas, llegando a 43.200 ciudadanos de Peralta y Tudela”, ha añadido Blázquez.
Así, gracias a la contribución de los navarros, el pasado año se enviaron instalaciones recicladoras 1.627.313 toneladas de envases a nivel estatal. De esta forma, se ahorró el consumo de 21,46 millones de m3 de agua y de 6,72 millones de MWh de energía, además de evitar la emisión de 1,69 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. En 2022 también destacó que el 20% de los envases domésticos de plástico puestos en el mercado incorporaron material reciclado, fomentando así su circularidad.
El reciclaje de envases, un hábito que nos acompaña desde hace 25 años
Este año se cumplen 25 años desde que llegase la ley que impulsó el reciclaje de envases en el Estado. Desde entonces, tanto el compromiso ciudadano con el hábito del reciclaje como las infraestructuras han dado grandes pasos, consiguiendo que cada vez se reciclen más envases. De hecho, en el primer año de recogida selectiva en la Comunidad Foral, las toneladas de envases enviadas a instalaciones recicladoras fueron 11.547, una cifra lejana a las más de 21.600 toneladas alcanzadas en 2022.
Así, a lo largo de este cuarto de siglo, se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar infraestructuras en relación con la recogida selectiva, como el número de contenedores o las plantas de selección -4 de ellas en Navarra-, así como por concienciar y enseñar a la población sobre qué depositar en cada contenedor y la importancia que para el medioambiente tiene el sencillo gesto de reciclar, siendo ya 9 de cada 10 ciudadanos navarros los que declaran separar sus envases a diario.
Aun así, a pesar de estos avances, aún hay ámbitos en los que se puede mejorar para incrementar la colaboración ciudadana con la separación de envases, en línea con las nuevas metas planteadas por la legislación estatal y europea. Por ejemplo, todavía hay ciudadanos que no separan en el contenedor amarillo envases pequeños o metálicos como latas y aerosoles, o que depositan en él residuos destinados a puntos limpios como juguetes, sillas e, incluso, textiles, complicando la labor de selección llevada a cabo por las plantas de clasificación, al estar preparadas para separar únicamente envases.
Además, se están dando importantes pasos con el reciclaje de otro tipo de residuos, tales como el textil, la materia orgánica o los envases comerciales e industriales. De hecho, los objetivos marcados en materia de reciclaje para los próximos años inciden en el aumento del reciclaje de todo tipo de residuos, sean domésticos o no. Todo ello sin olvidar que lo más importante es priorizar cada vez más la reducción y el consumo responsable y la reutilización como alternativas previas al reciclaje.