El auditorio Baluarte se encendió con la primera producción propia de la décima edición de Flamenco On Fire, ‘Una historia del cantaor flamenco’. Cincuenta años después de la muerte del genial artista, la organización de este festival decidió adentrarse en su legado como nunca antes se había hecho. Tres cabezas de cartel: Vicente Soto Sordera, Antonio Reyes y La Tremendita. Conducidos, además, por el cantaor jerezano David Lagos. Junto a ellos, la Orquesta Sinfónica de Navarra dirigida por Óliver Diaz.
Fue la oportunidad de descubrir la última creación del compositor Mauricio Sotelo, una pieza de 25 minutos de duración hecha para la ocasión. El saxofonista Juan Jiménez, la cantaora Melchora Ortega, el guitarrista Alfredo Lagos, el bailaor Diego de la Margara, el pianista Alejandro Rojas-Marcos y el percusionista Perico Navarro completaron el elenco. Un viaje dividido en dos partes que comenzó con una pieza de Debussy evocando a Granada, donde en 1922 se celebró el Concurso de Cante Jondo que ganó un jovencísimo Manolo Caracol con El Tenazas de Morón. Transportó a los asistentes hasta el tablao de Los Canasteros y permitió a través de la música sinfónica y el cante redescubrir los entresijos, la historia, las influencias y el motor creativo que supuso el artista sevillano, revulsivo del flamenco y la copla que cincuenta años después de su fallecimiento sigue inspirando obras de vanguardia como esta. Alegrías, seguirillas, tonás, tanguillos, granaínas, soleares y zambras tan emblemáticas como ‘La Niña de Fuego’ y \'Rosa venenosa\'. Todo con un sentido narrativo y sensorial para ofrecer una mirada inédita sobre este patrimonio. Además, aunando en el escenario tres voces de tres territorios esenciales en la vida de Caracol, Cádiz, Sevilla y Jerez, con la envoltura del sonido orquestal.
Por otro lado, en Sala Zentral-Escenario Siglo XXI, Soleá Morente presentó con delicadeza ‘Aurora y Enrique’, la puesta en escena de su último trabajo discográfico. La artista granadina, en este sentido, encontró el cante más tradicional con la canción de autor, logrando un concierto fresco y heterodoxo abarrotado de público.
La voz de Guadiana, ágil y rota, abrió el balcón de la calle Mañueta al toque de Jesús Carbonell a primera hora de la mañana. Justo después, fue el turno de una de las propuestas más singulares de esta décima edición. La capilla de San Fermín, en uno de los laterales de la iglesia de San Lorenzo, se llenó de un público expectante ante el recital de flamenco y jotas a cargo de Roberto Urrutia, Juanjo Navas, Lorena Jiménez y Pedro Planillo frente a la figura del santo. Sones norteños y alegrías gaditanas que confluyeron en un enclave privilegiado por primera vez en la historia. Lo hicieron entre el acordeón, la guitarra y el desgarro. Con la interpretación de ‘Alegría de vivir’ de Lorena Jiménez el público rompió a llorar.
En Palacio Ezpeleta también se abrieron las puertas. Esta vez lo hizo con la sobriedad del sevillano Manolo Franco, que interpretó una amplia baraja de palos durante casi una hora de guitarra de concierto con la colaboración de la cantaora Mercedes Abenza.
Más allá de lo escénico, se entregaron los galardones Flamenco On Fire, que cumplieron su segunda edición reconociendo la labor de la tienda y productora El Flamenco Vive, en la persona de Alberto Martínez de la Plaza; la Academia de baile Amor de Dios, en la persona de Joaquín San Juan, su director; y al investigador Norberto Torres, uno de los grandes divulgadores de la guitarra. Cabe destacar que estas distinciones reconocen aquellos que trabajan por la investigación, divulgación, formación, producción y promoción de este arte desde diferentes canales. Por último, arrancó en Civivox Condestable el ciclo de cine con la proyección de \'Válgame Dios qué alegría tiene esta gente, qué fatigas tengo yo. Flamenco de Raíz\'. El visionado terminó con él encuentro de su director, Vicen Pérez Herrero, y Joaquín San Juan, director del Centro de Arte Flamenco y Danza Española Amor de Dios. Dicho ciclo continuará a las 18 horas a lo largo de toda la semana.
