“Desde pequeña he vivido muy de cerca el negocio familiar, todos a mi alrededor han sido siempre joyeros: mis padres y mis abuelos, pero lo más importante, han sido emprendedores en diversas áreas”, comenta la joven empresaria
Ana Jordán, tercera generación de joyeros navarros dueños de la emblemática joyería BIJOYA, lanza MONTREY, una marca de alta joyería que podrá ser adquirida desde cualquier parte del mundo y cuyos principales esfuerzos comunicativos se enfocarán en las ciudades de Madrid, París, Milán y Londres. La joven de tan solo 24 años, apuesta por reivindicar el valor del oro de 18 quilates en tiempos de desinformación.
En los últimos años ha habido una ruptura entre la bisutería y la joyería, resulta difícil para los consumidores saber qué compran: aleaciones de metales con baños y micras de oro o oro de 9 quilates y 14 quilates. Ante esta situación, la joven empresaria afirma: “Todos los productos de MONTREY son realizados en oro de 18 quilates por fabricantes y artesanos españoles, apostamos por un producto de alta calidad, resultado del buen hacer de una familia de joyeros durante más de 50 años”.
La marca navarra recoge tradición y artesanía adaptada a los nuevos tiempos con diseños frescos y juveniles, pero sin dejar atrás clásicos de la joyería. Cuando le preguntamos cómo surgió MONTREY, la joyera responde: “MONTREY se remonta a los años 90, cuando mis padres comercializan una pequeña colección de piezas de oro, que tuvieron una maravillosa acogida. Hoy recuperamos ese nombre, para lanzar una colección amplia de joyas de alta calidad, además de tres modelos de relojes que conservarán el logo original como homenaje a aquellos inicios”.
La joven emprendedora, que conoce muy de cerca el negocio de la joyería, señala: “Todos a mi alrededor han sido siempre joyeros: mis padres y mis abuelos. Ya con 6 años jugaba con piedras preciosas en su despacho clasificándolas por tamaños, formas y tonalidades, pero lo más importante es que han sido emprendedores en diversas áreas y esa inquietud por los negocios siempre me ha llamado la atención”.
MONTREY proyecta un estilo de vida centrado en mujeres fuertes e influyentes, que trabajan por lo que quieren con valentía y tesón. Sus líneas finas se convierten en amuletos para este tipo de mujer, que ve en la compra de oro una inversión a largo plazo que nunca perderá su valor.