La Asociación de Consumidores de Navarra Irache advierte los problemas que se están dando en la compra de vehículos de segunda mano. En los últimos meses han sido frecuentes los casos de personas que han comprado un coche usado y han tenido diferentes problemas: desde fallos mecánicos a los pocos días o semanas de comprarlo, defectos en accesorios, precios que se encarecen o señales sin devolver. En ocasiones, estas situaciones les han supuesto miles de euros.
El concesionario no se hace cargo
Los problemas más habituales tienen que ver con que el coche presenta unos problemas o defectos con los que el comprador no contaba y que descubre cuando ya tiene el coche en sus manos y con todo firmado. Si no se le ha informado de ellos, el vendedor debe hacerse cargo de su reparación. Este plazo es, en principio, de tres años, si bien se puede reducir en el contrato a un año, que es lo más habitual. Estas reparaciones en garantía deben ser reparadas de forma gratuita por el vendedor.
Sin embargo, Irache está viendo que cada vez es más habitual que los concesionarios no se hagan cargo o deriven esta obligación de garantía en una compañía de seguros. En más de un caso, la póliza tiene exclusiones o la aseguradora dice que la reparación no entra dentro de sus coberturas y no se hace cargo. El concesionario usa la negativa de la aseguradora para eximirse de su responsabilidad. Se trata de reparaciones que en ocasiones suponen miles de euros.
Las reparaciones se retrasan meses
Otras veces, las reparaciones se demoran mucho tiempo, tres o cuatro meses. Durante este tiempo, el consumidor se encuentra sin vehículo, con los consiguientes perjuicios y gasto económico. Otras veces retrasan el trabajo hasta que se pasa el plazo de garantía y a partir de ahí dicen que ya no es responsabilidad suya.
Junto a ello, se dan problemas porque el concesionario solo acepta parte de las averías y en otros muchos casos entiende que es un problema de “mantenimiento” del vehículo y que es el cliente quien debe hacerse cargo. En otras ocasiones los trabajos de reparación resultan defectuosos y los problemas reaparecen tiempo después.
Señales que se pierden
Otros temas conflictivos son las señales que en ocasiones se ponen, es decir, el dinero que el consumidor adelanta cuando se ha decidido por un modelo. En ocasiones, en la letra pequeña se vincula la compra a alguna condición concreta. Por ejemplo, en algún caso se obliga al comprador a ejecutar la compra en quince días desde el pago de la señal. El propio concesionario se encarga de poner dificultades para que en este plazo no se pueda efectuar la compra, denegando la financiación que le habían garantizado o solicitando documentación innecesaria, por ejemplo. Transcurridos los quince días desde el pago de la señal, el concesionario se queda con los quinientos euros de señal y no entrega el coche.
Otras veces es el propio concesionario el que tarda semanas, o incluso meses, en entregar el vehículo. Con esta demora, los consumidores en ocasiones quieren echar atrás la compra, pero se encuentran con que el establecimiento no la devuelve. En este sentido, es muy importante que en el contrato se especifique la fecha de entrega del vehículo.
El coche está en otra ciudad
No es extraño que algunos concesionarios de coches de segunda mano ofrezcan coches que, en ese momento, se encuentran en otra ciudad, a cientos de kilómetros de distancia. Por tanto, la oferta se realiza sin que el consumidor pueda ver el coche que va a comprar. En ocasiones el coste de traslado del vehículo, que puede rondar los 150 euros, no estaba incluido en el precio inicial y se añade posteriormente al cliente cuando va a realizar el pago.
Algunos compradores han visto que el coche se encuentra en un estado inadecuado, desgastado o con falta de algunos accesorios que se le suponían. Cuando expone su queja ante el concesionario, éste le indica que, si se echa atrás, perderá la señal que ha adelantado que, como se ha indicado, puede ser de quinientos euros o incluso mayor.
Contratos con deterioros del vehículo
Otra práctica dudosa son los contratos de compraventa en los que se hacen constar algunas deficiencias o desgaste de algunas partes del vehículo. Por ejemplo, que el motor está al 70% o el turbo al 50%. Si posteriormente surgen problemas con alguna de estas partes, aunque sean en plazo de garantía, el concesionario se agarra al desgaste que consta en el contrato para no responsabilizarse de la reparación.
Me dan menos dinero que el pactado por mi coche
Ha habido igualmente quejas por parte de personas que han vendido su coche al concesionario. Pasan las semanas, los meses y el consumidor no sabe nada. A veces, incluso se entregó el coche para reducir el coste de la compra de uno nuevo en el mismo establecimiento. En lugar de restarlo del precio a pagar, dejaron el precio inicial y le dijeron que luego le pagarían por el que él entregó, pero esta venta se retrasa o acaba haciéndose por un precio menor. En ocasiones el consumidor recibe el dinero, pero no ve el supuesto contrato de venta que sustenta el importe pagado.
Parte de estos concesionarios te ofrecen una tasación online de tu coche. Sin embargo, algunos consumidores se quejan de que cuando acudes al establecimiento, te dicen que era solo orientativa, no el precio final de venta y te ofrecen bastante menos dinero.
Asesorarse y reclamar cuanto antes
Si bien algunos concesionarios ofrecen un gran servicio, hay otros cuya atención al cliente, especialmente en la atención posventa, es deficiente. Por eso, si el consumidor ve que se dan abusos y no responden a sus quejas, es conveniente ponerse en contacto cuanto antes con su asociación de consumidores, para asesorarse y saber los pasos a dar para amparar sus derechos.
También con particulares
Al igual que en los concesionarios los problemas de coches de segunda mano también se dan cuando se compra a particulares. En estos casos, sin embargo, los plazos cambian: para reclamar los vicios ocultos que tenía en vehículo se cuenta con un año en Navarra, pero en muchas otras comunidades es solo de seis meses.
Lamentablemente, algunos vendedores particulares no responden por estos vicios y el consumidor se ve obligado a demandar para reclamar el pago de las reparaciones o, incluso, la anulación de la compra.
Revisión exhaustiva
Tanto con concesionarios como con particulares, lo más recomendable antes de comprar un coche de segunda mano sería someterlo a la revisión exhaustiva de un profesional independiente, para que este determine el estado real del vehículo, aunque el vendedor no siempre lo pone fácil. Curiosamente, en algunos contratos se hace constar que el comprador “ha realizado la revisión del vehículo con un profesional de confianza”, aunque no haya sido así.