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Javier Franzé, investigador de la UCM: "El colonialismo se termina, pero no sus herencias culturales"

Las huellas del proceso de descolonización e independencia de las naciones latinoamericanas, que hunde sus raíces en siglo XIX, siguen visibles en la actual...

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  • El profesor e investigador de Teoría Política de la Universidad Complutense de Madrid impartió en el ICS un seminario sobre poscolonialismo, enmarcado

Las huellas del proceso de descolonización e independencia de las naciones latinoamericanas, que hunde sus raíces en siglo XIX, siguen visibles en la actualidad. Así lo afirma Javier Franzé, profesor e investigador de Teoría Política de la Universidad Complutense de Madrid, que comparte la visión de los pensadores del Grupo de Estudios Subalternos que, frente al concepto “colonización”, plantean la noción de “colonialidad”.

“Exponen que el colonialismo es el elemento estrictamente político-militar de la ocupación y la retirada, mientras que la colonialidad hace referencia a las miradas, las percepciones y clasificaciones de los distintos grupos (hombre blanco europeo, pueblos originarios…). Es la mirada eurocentrista sobre el otro, una visión más ‘cultural’, que identifica Europa con la civilización”, explica el experto. Estas fueron algunas de las cuestiones que abordó en el seminario “El poscolonialismo: corrientes, problemas y críticas”, impartido en el Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, en el marco del Reto ICS 24-25.

Desde este prisma, Franzé defiende que, a nivel global, “la descolonización es una tarea infinita” porque “hay una lógica de funcionamiento cultural distinta a lo político, lo económico y lo militar. El colonialismo se termina, pero no sus herencias culturales”. En este sentido, apunta que “un problema clásico de Occidente es definir un ser y asignarle una característica fija (por ejemplo, los prejuicios que se asocian a la población migrante de origen árabe). Y esa tarea de deconstrucción, de revisar esos presupuestos, es interminable”.

Entre los ejemplos, cita los prejuicios asociados a la población migrante o asociar América Latina al populismo por el hecho de ser “pueblos jóvenes y presumiblemente inexpertos”. En relación a este último caso, recuerda “las primeras experiencias históricas de populismo son en Estados Unidos, Rusia, Francia e Italia. Y, por otro lado, según se interprete, Argentina, por ejemplo, es más antigua que Italia, pues se independiza en 1816, e Italia culmina su proceso de unificación nacional en 1871”.

Para avanzar en esta línea, valora el trabajo del Grupo de Estudios Subalternos, que suplen, de alguna forma, “las miradas anticoloniales de los 60 y los 70, más centradas en lo político y lo económico. No quieren repetir el falso universalismo que le critican a la empresa colonizadora”. Sin embargo, reconoce que, en algunas cuestiones, “recaen en cierto esencialismo y las cosas son más complejas, ya que las miradas sobre la realidad se construyen”. Considera que es clave emprender “una tarea de revisión, no tanto para sustituir una historia por otra, sino para ver distintas voces sobre un mismo hecho. Demostrar cómo las miradas forman un mundo me parece importante”.

Para el investigador, es importante “la legitimación de la diferencia”, una cuestión que “se ha incorporado a la política cotidiana con mucha fuerza en los últimos años”. No obstante, plantea un problema, “la tensión entre diferencia y desigualdad”. Franzé explica que “por un lado, es bueno reconocer su capacidad de decidir cómo quiere vivir a una comunidad que ha sido invisibilizada o incluso perseguida”. Pero, por otro lado, “hay un reconocimiento a comunidades que tienen usos y costumbres que pueden resultarnos inaceptables, por ejemplo, en el trato a la mujer o en su relación con la naturaleza. Entonces, surge un problema en la medida que esas comunidades son parte de estados modernos que se basan en una idea de entender los derechos humanos, en un estado democrático”.

El impacto de la colonización sigue generando polémicas y opiniones enfrentadas, como la actual crisis diplomática entre México y España o la propuesta del Ministerio de Cultura de España de impulsar una revisión de algunos museos estatales como el Museo Nacional de Antropología o el Museo de América. “Me parece interesante revisar el criterio que organiza los museos, pero creo que hay que hacerlo en términos políticos e históricos, entendiendo por qué se ha abordado así, no como una cancelación. Quizá se puede mantener, mostrándolo de otra manera, resignificándolo, o transformando ciertos aspectos, porque el museo es una expresión de la sociedad de su época”, sugiere el experto.

Sobre esta cuestión y otros tantos temas que gravitan en torno a la cuestión de la descolonización, resalta la importancia de “escuchar todas las voces, no por un pluralismo ingenuo, sino porque es muy difícil salir de las maneras de mirar el mundo que tiene uno. Y las de los otros, incluso para criticarlas, hay que tenerlas en cuenta. Aunque eso no evita tomar una decisión”.

 

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