“En sólo un mes, enero de este año, grupos armados destruyeron 47 escuelas en la capital de Haití. Con 284 escuelas destruidas en 2024, los incesantes ataques contra la educación se aceleran, dejando a cientos de miles de niños y niñas sin un lugar donde aprender.
Con el recrudecimiento de la violencia en Haití, la educación -la última esperanza de muchos niños y niñas y una de las principales prioridades de los padres- nunca ha estado tan amenazada. Los vídeos muestran gritos desgarradores de niños en el suelo, inmóviles por el miedo, un escalofriante recordatorio de que estos ataques causan daño mucho más allá de las paredes de las aulas.
Como consecuencia de los ataques, los desplazamientos y el aumento de la pobreza, UNICEF calcula que uno de cada siete niños haitianos no va a la escuela. Y casi un millón más corren el riesgo de abandonar sus estudios.
Un niño sin escolarizar es un niño en peligro. El año pasado, el reclutamiento de niños en grupos armados aumentó un 70%. En la actualidad, hasta la mitad de los miembros de grupos armados son niños y niñas, algunos de tan sólo ocho años. Sin acceso a la educación, los niños y niñas son más vulnerables a la explotación y al reclutamiento por parte de estos grupos. La educación es una de las herramientas más eficaces que tenemos para romper este ciclo.
Nadie lo sabe mejor que los haitianos. A pesar de los desafíos sistémicos, la alfabetización es un logro muy valorado en Haití, y las familias se enorgullecen de invertir en la educación de sus hijos: desde la impecable forma en que los niños van a la escuela hasta el hecho de que las familias dediquen una parte importante de sus ingresos a la escolarización. Para las familias haitianas, la educación sigue siendo un salvavidas.
Y UNICEF está a su lado, llevando a cabo intervenciones de educación formal y no formal para garantizar que las niñas y niños afectados por la crisis sigan recibiendo una educación de calidad, rehabilitando escuelas dañadas durante los ataques, creando espacios temporales de aprendizaje y reintegrando a las niñas y niños desplazados en las escuelas. UNICEF y sus aliados imparten clases de recuperación para compensar el tiempo perdido durante el cierre de las escuelas.
UNICEF también está proporcionando kits escolares y transferencias de efectivo para ayudar a las familias a hacer frente a la presión financiera que supone la educación de sus hijos y coordinando intervenciones de salud mental y apoyo psicosocial, así como actividades de sensibilización sobre la violencia de género.
Esta ayuda es, sin embargo, mínima en comparación con la magnitud de las necesidades del país. UNICEF solicita 36,5 millones de euros (38 millones de dólares) para garantizar que 600.000 niños y niñas continúen su educación, a pesar de la crisis. Con esta cantidad se financiaría desde la creación de espacios temporales de aprendizaje en los lugares de desplazamiento hasta más clases de recuperación e iniciativas de educación formal y no formal. UNICEF y sus aliados también pretenden rehabilitar escuelas y proporcionar a los niños el material escolar necesario. Estas intervenciones críticas están financiadas únicamente en un cinco por ciento.
Así que sí, la paz y la estabilidad son desesperadamente necesarias en Haití, pero también lo son los fondos. En la actualidad, más de medio millón de niños y niñas no están recibiendo el apoyo educativo que necesitan y que UNICEF y sus aliados pueden proporcionarles; no debido a los grupos armados, sino a la falta de apoyo de los donantes”.