La pamplonesa Amaya Sardina, que lleva casi doce años residiendo en Brisbane, en la costa este de Australia, ha compartido cómo están viviendo en primera persona la llegada del ciclón Alfred, que mantiene en alerta máxima a buena parte del estado de Queensland.
Según explica Sardina, el fenómeno meteorológico comenzó como una tormenta tropical en el norte del país, pero ha ido ganando fuerza hasta convertirse en un ciclón de categoría 2, rozando ya la categoría 3. «Ahora mismo se está acercando directamente a Brisbane, así que estamos en alerta máxima», señala.
El ciclón avanza hacia el sureste de Australia y, en concreto, hacia la zona de Queensland, donde se esperan lluvias torrenciales que podrían alcanzar hasta 700 litros por metro cuadrado en tan solo 24 horas, acompañadas de rachas de viento de entre 150 y 200 kilómetros por hora. «Lo peor es que va a llegar mañana jueves al mediodía y lo más fuerte será durante la noche y el viernes», detalla Sardina, preocupada por la coincidencia con una marea alta, lo que podría agravar aún más las inundaciones. «Brisbane ya es una ciudad que suele inundarse con facilidad porque es una zona semitropical», añade.
La franja afectada abarca unos 300 kilómetros de costa, desde la localidad de Noosa hasta Byron Bay, lo que ha obligado a evacuar a miles de personas ante el riesgo de inundaciones y el peligro de fuertes vientos, que pueden convertir objetos y escombros en auténticos proyectiles.
«Ahora mismo la sensación es extraña, porque hay calma, pero todo el mundo sabe que es esa calma previa a la tormenta», explica. Sin embargo, el nerviosismo es evidente. «Los supermercados han sido arrasados, como en la época del COVID. El agua fue lo primero en desaparecer, junto al papel higiénico y la leche. Apenas quedan productos básicos», comenta.
Los habitantes de Brisbane han tomado todo tipo de precauciones, desde proteger las ventanas con cinta aislante formando cruces, hasta asegurar los objetos en jardines y terrazas o preparar kits de emergencia con agua, medicinas, alimentos y linternas. Además, el Gobierno ha decretado el estado de alarma, lo que ha supuesto el cierre de negocios, la suspensión del transporte público y la cancelación de las clases y de las cirugías no urgentes en hospitales.
«Nos han dicho que lo más probable es que nos quedemos sin luz, así que hemos cargado los móviles y preparado linternas. También nos han recomendado almacenar suministros para al menos tres o cuatro días, porque puede que no podamos salir de casa», detalla Amaya, que afronta su primer ciclón tras haber vivido varias inundaciones en Brisbane.
Con nervios, pero bien preparada, la pamplonesa reconoce que hay preocupación en la ciudad ante la magnitud del fenómeno: «Nos han aconsejado que quien tenga coche lo suba a garajes elevados o lo lleve a zonas altas, porque prevén inundaciones importantes».
De momento, la comunidad de Brisbane se mantiene a la espera de ver cómo evoluciona la situación durante las próximas horas, con la esperanza de que el impacto sea lo menos destructivo posible. «Os iré contando cómo avanza todo. De momento, preparados y esperando lo peor», concluye.