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Relaciones de pareja, la dificultad que tiene relacionarse cara a cara con la COVID-19

A estas alturas a nadie se le escapa que la situación actual en que vivimos debido a la COVID-19, tiene consecuencias en nuestra psicología y en la forma en que nos relacionamos. En especial nos afecta a […]

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A estas alturas a nadie se le escapa que la situación actual en que vivimos debido a la COVID-19, tiene consecuencias en nuestra psicología y en la forma en que nos relacionamos. En especial nos afecta a la hora de compartir cara a cara con aquellos individuos que están fuera de nuestros círculos más cercanos (o “burbujas” como se suelen denominar ahora). 

A causa de ello, las relaciones de pareja estable pueden continuar viviendo de forma conjunta, sin embargo, esta nueva realidad afecta de pleno a las relaciones esporádicas, ya sea por el hecho de que puede ser más complicado conocer a nuevas personas fuera de los ambientes festivos o nocturnos, como el hecho que existe cierto reparo a precipitarse a la hora de tener contacto con una persona con la que no tenemos contacto directo en nuestro día a día.

En resumen, las relaciones durante un tiempo serán diferentes, es una situación a nivel generalizado en todas las ciudades y comunidades del país. Por ejemplo, el País Vasco tiene restricciones y acciones específicas en cuanto a las reuniones sociales se refiere, pero no por ello debemos dejar de disfrutar de relaciones sin compromiso en Bilbao. No podemos controlar cómo nos sentimos, pero sí podemos aprender a gestionar y a aceptar nuestras emociones tal como vengan, lo cual es un mecanismo adaptativo perfecto para los nuevos tiempos que vivimos

Es por ello, que aún en estas circunstancias, es imprescindible que sigamos disfrutando del aquí y del ahora. Al tomar conciencia de que todo está en cambio permanente se abre la puerta a explorar nuevas formas de interacción social; siempre con las medidas de seguridad pertinentes pero sin miedo.

Por tanto, lo más importante en estos momentos de aislamiento y confinamiento, es conseguir que no se incremente la sensación de soledad o de pérdida de control de nuestras propias vidas. El apego, el amor o el cariño no deben verse alterados por tener dificultad en el acceso físico o emocional hacia otras personas. Sí existe un apego seguro que ayuda a salir adelante ante esta situación de crisis. 

Nos han enseñado a vivir con culpa las emociones que se denominan negativas, por eso es importante dejar esa estigmatización a un lado y continuar conociendo gente a través de las herramientas que nos facilitan las redes sociales

En el caso de las relaciones sexuales, las recomendaciones de los expertos son limitar los besos con lengua y evitar las posturas sexuales “cara a cara”, y de este modo poder retomar la actividad sexual de forma segura mientras se previene el contagio, ya que la mayor concentración del virus está en la saliva.

Está ampliamente comprobado que el sexo mejora la ansiedad, el estado de ánimo y las defensas del individuo que lo practica, por lo que es muy útil tanto para aquellas personas que han sido positivos como para las que, como los sanitarios, trabajan en primera línea con gente que es posible que tenga el virus. Lo más recomendado es practicar posturas posteriores, como por ejemplo ‘el perrito’ o ‘la cuchara’.

Además, es más importante que nunca abrir la mente para conocer y vivir nuevas experiencias, ya que es la mejor forma de entregarse por completo y dejar de lado los problemas. Nunca antes hemos tenido tantas herramientas y aplicaciones para conseguir que el sexo pase de ser una actividad rutinaria o cotidiana a poder entablar relaciones íntimas con nuevas personas con las que entremos en contacto a través de internet y con las que compartimos unas expectativas comunes.

Por todo ello, a falta de lazos comunitarios en persona en bares o discotecas, es el momento de hacer uso de las redes de una forma más habitual y sincera, para crear experiencias sociales sólidas a través de la tecnología. Estas no deben sustituir el contacto físico, pero sí nos ayudan a fomentar que podamos expresar nuestras emociones, hablar con personas que no son de nuestros círculos habituales, compartir opiniones, conocer, desear y querer. Las comunidades digitales nos ayudan a comunicarnos entre personas de forma humana, y eso nos salva de la tristeza, y nos da fuerzas y energía para continuar nuestras vidas.

Al fin y al cabo, es complicado recuperar la confianza cuando estás recibiendo mensajes constantes de miedo y alerta. Pero lo que de verdad es importante es centrarse en aquello que nosotros mismos sí podemos controlar. Tomando las medidas de seguridad y de protección necesarias podemos volver a vivir y a comunicarnos como lo hacíamos antes con solo cambiar algunas fórmulas. Es importante reconectar con nosotros mismos, y no dejar de lado nuestras emociones humanas por socializar, ya es la única manera de trascender el miedo. Las personas valientes no son ajenas al miedo, pero al mismo tiempo no dejan que éste les bloquee. 

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