Sin incidentes reseñables salvo los típicos de cualquier aglomeración festiva de esta magnitud y a pesar de algunos medios de estela nacional que buscaban el morbo en cualquier reportaje sin ningún tipo de cimiento creíble, las fiestas de San Fermín finalizan con un ambiente inigualable y sin ningún incidente importante. Incluso algún pseudopolítico que encontró algún tímido reproche y silbido magnificado por un curriculum para echarse a temblar, intentó protagonizar unas fiestas que se colocan inexorablemente por encima de sus protagonistas
Como habitualmente son los Sanfermines, unas fiestas de todos y para todos. Unos días en los que grandes y pequeños disfrutan de las 204 horas festivas que desde el día 6 de julio a primeras horas de la mañana desbordan e invaden una ciudad preciosa y orgullosa de sus fiestas a pesar de los ataques mediáticos que desde hace tiempo se realizan.
Lo de Casado en la plaza del Ayuntamiento es otro cantar. Cualquiera persona, político o no, tiene el derecho de situarse en donde quiera y cuando quiera respetando a todo el mundo, pero lo que ocurrió el otro día y las posteriores declaraciones de esta persona en los medios abochornan a cualquiera. Verdad es que recibió gritos e incluso un espontáneo con una sombrilla en la mano pero sin ningún ánimo de agresión le reprocha su presencia. De ahí, a hacerse el protagonista de un organizado ataque «borroka» es un auténtico insulto a las personas que durante décadas han sufrido la violencia etarra y la de su entorno.
Unas fiestas que finalizan como empezaron, con alegría y tranquilidad, básicamente como siempre son a pesar de un periodismo que a veces asusta.







