PAMPLONA, 26 (EUROPA PRESS)
El incendio forestal que tuvo lugar el pasado fin de semana en la comarca atlántica de Navarra ha afectado a 769,3 hectáreas pertenecientes a los términos municipales de Bera y Lesaka. Se da la circunstancia de que la superficie quemada es prácticamente la misma en ambas localidades, 384,4 hectáreas y 384,9 hectáreas, respectivamente.
Según el Servicio Forestal y Cinegético de la Dirección General de Medio Ambiente, que ya ha concluido las labores de medición del incendio, el fuego ha afectado a 339,3 hectáreas de pastizal y matorral; 169,3 hectáreas de arbolado de coníferas; 236 hectáreas de arbolado de frondosas y 24,7 hectáreas de zonas denominadas improductivas, que comprenden, por ejemplo, viales y ríos.
El grado de afección, sin embargo, es «muy desigual» según el tipo de formación vegetal y la velocidad a la que pasó el fuego por las diferentes zonas afectadas. De este modo, la superficie ocupada por pastos herbáceos se recuperará de forma natural. Se prevé que para final de primavera habrá reverdecido, aunque hasta entonces el ganado no tendrá pasto en el monte, ha indicado el Gobierno de Navarra en un comunicado.
También es previsible que gran parte de la zona cubierta por matorral y arbustos, compuesta principalmente por árgoma, helecho, brezales y boj, rebrote de forma natural, aunque su recuperación será más lenta. Según el personal técnico del Servicio Forestal y Cinegético que ha estudiado la afección sobre el terreno, en algunas zonas dicho matorral podría no rebrotar por haber pasado el fuego de forma lenta y estar totalmente calcinado. En este caso, primero se recuperará el manto herbáceo y posteriormente se instalará el matorral.
Asimismo, queda pendiente saber cómo evolucionará el boj, muy castigado anteriormente por la polilla (incluso con ejemplares muertos, ya secos), aunque se espera que rebrote por lo menos parcialmente.
En cuanto a las superficies arboladas de frondosas tales como roble del país, rebollo, castaño, roble americano, etc., la afección ha sido «muy desigual». Ha afectado tanto a arbolado adulto como a repoblaciones de unos 10-25 años. Se prevé que parte importante de los pies afectados rebrotará, pero habrá que esperar a esta primavera, o incluso a la siguiente. En las repoblaciones jóvenes, quizá haya que hacer alguna actuación de recepe. En el caso de las repoblaciones de roble americano, la afección ha sido en general baja, debido a la práctica ausencia de sotobosque arbustivo.
Finalmente, la afección a las plantaciones de coníferas ha sido en general importante, pero no uniforme. Están compuestas principalmente por repoblaciones de pino radiata/insignis (en general muy enfermo y afectado anteriormente al incendio), pino laricio, pino marítimo, abeto y alerce. En este último caso, sus reducidas superficies no se han visto prácticamente afectadas por el fuego, salvo algunos pies del perímetro.
En las repoblaciones de coníferas de edad intermedia (10-25 años) y adultas, la afección ha sido importante. Hay zonas en las que el personal técnico estima conveniente esperar a ver cómo evolucionan, por tener una afección intermedia, pero gran parte de esa superficie arbolada deberá cortarse a matarrasa si se quiere aprovechar la madera antes de que se pudra en pie los próximos años.