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Entrevista Ana Crespo, directora de las Clínicas Capilares IMD por la visibilidad del cáncer de mama

El pasado 19 de octubre, con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, desde Clínicas Capilares IMD se reafirma el compromiso en apoyar a todas aquellas...

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El pasado 19 de octubre, con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, desde Clínicas Capilares IMD se reafirma el compromiso en apoyar a todas aquellas mujeres que están atravesando esta dura batalla. Creen fundamental visibilizar la enfermedad, contribuir a la investigación y ofrecer soluciones prácticas y reales a quienes buscan recuperar su imagen personal tras un tratamiento oncológico.

Ana Crespo, Directora de Clínicas Capilares IMD, recuerda la importancia de ofrecer tratamientos capilares personalizados a los pacientes que, después de su tratamiento oncológico, desean recuperar una parte fundamental de su identidad: su cabello. En IMD, entienden que el camino hacia la completa recuperación incluye la restauración de la confianza y la autoestima, y nos sentimos orgullosos de acompañar a nuestros pacientes en ese proceso.

Con más de veinticinco años de experiencia en el sector capilar, en IMD entendemos de primera mano las necesidades físicas y emocionales de los pacientes oncológicos. En un mundo donde la imagen personal cobra cada vez más importancia, han sido capaces de desarrollar tratamientos capilares a medida, una atención personal única y soluciones capilares para aquellas personas que buscan recuperar la imagen de sí mismos que nunca eligieron perder.

El impacto personal de Ana Crespo: "Recuperar tu cabello es volver a ser tú misma"

Ana Crespo cuenta lo que significó para ella pasar por el duro trámite de enfrentarse a una enfermedad como el cáncer de mama, que, como ella indica, en la actualidad puede tener una tasa de superación del 87% respecto al inicio de su tratamiento. Su experiencia personal la ha impulsado a liderar esta iniciativa en IMD, ofreciendo apoyo y soluciones reales a quienes se enfrentan a este desafío, y acompañándolos en su camino hacia la recuperación física y emocional.

De esta manera, Ana, ¿Cómo mujer en una sociedad donde la imagen personal ha cogido tanta fuerza, por qué crees que es tan importante para la mujer recuperar el cabello después de un tratamiento oncológico?

Porque vuelves a la vida. Recuperar tu cabello es volver a ser tú misma, a ser quien eras. Al principio, pasas por una montaña rusa de emociones: primero te dicen que estás bien, luego que estás enferma, y finalmente, cuando te dicen que estás curada, no te sientes así. Todavía lidias con dudas y miedos constantes. Recuerdo hacerme la temida pregunta: '¿Por qué a mí?'. Y cuando buscas respuestas, te golpea la realidad. De repente, te encuentras sentada en una silla recibiendo tu primera dosis de quimioterapia. Algo que nunca imaginaste te está ocurriendo, y te das cuenta de qué forma parte de tu nueva realidad.

Ana ¿Cómo te enfrentaste a ese momento?

La verdad, lo hice como pude. Porque, como os cuento, un día estás bien, al siguiente te encuentras con un diagnóstico devastador sobre la mesa, y después, aunque te digan que estás curada, siempre queda la incertidumbre: ¿y si no lo estoy?, ¿y si no ha funcionado? En ese proceso, doy gracias a mi familia y a ese grupo de apoyo que fue fundamental para mí. De ahí rescato una frase que me ha acompañado siempre: ‘Tu cuerpo baja solo, pero todas bajamos juntas’. Esa sensación de estar acompañada te ayuda a llevarlo de la mejor manera posible. De ahí rescato una frase que me ha acompañado siempre: ‘Tu cuerpo baja solo, pero todas bajamos juntas’. Esa sensación de estar acompañada te ayuda a afrontar las puertas del hospital de la mejor manera posible.

Después de la quimioterapia, que es como un maldito veneno, sabes lo que te espera: un gran choque con la realidad. No quieres mirarte al espejo, porque esa persona que ves reflejada no eres tú, no la has elegido. El tratamiento te transforma de una manera que nunca imaginaste. Es una situación que jamás vi venir, como tampoco supe cómo reaccionar cuando me dieron la noticia. Tu mundo cambia en un instante, tu vida da un vuelco total y, por supuesto, no es algo que hayas elegido. Nadie está preparado para enfrentar algo así.

¿Nos puedes contar algo de tu proceso?

Mi proceso fue, como te digo, un cambio radical en todo tu mundo. Aparecen los miedos, las dudas, y finalmente llega el momento de la quimioterapia. Confirmado: ese veneno mata, quema, y hace que literalmente te quedes sin pelo. Uno de los momentos más duros que viví fue después de un día de trabajo; me agaché a recoger un documento y mis pestañas cayeron de mis ojos. Me quedé sola en mi oficina, sin cejas, sin cabello, y ahora también sin pestañas. Luego vuelven a crecer, claro, pero en ese momento... es devastador. Es un momento de rabia, de preguntarte: ‘¿Por qué me está pasando esto a mí?’ Es una guerra, una guerra contra ti misma. Por eso es tan importante implicar a la sociedad.

Hoy en día somos muchas mujeres visibilizando el cáncer de mama, pero es un arma de doble filo. Por un lado, al hacerlo más visible, ayudamos a normalizar el tema, pero a veces también puede parecer que reducimos su impacto e importancia. No debemos olvidar que sigue siendo un cáncer, y como tal, puedes sobrevivir o no. Es una realidad que todas debemos tener en cuenta. Nadie se puede imaginar lo que pasamos cada una de nosotras a solas con nuestros pensamientos. Claro que es necesaria su visibilidad, pero no debemos subestimar su gravedad.

Todas podríamos haber formado parte de ese 13%. Yo, gracias a la quimioterapia, al apoyo incondicional de mi familia y seres queridos, me considero una superviviente. Pero siempre tenemos que recordar lo que realmente implica enfrentarse a esta enfermedad.

Después de comenzar con tu tratamiento, mencionas que hay momentos muy duros.

Las cicatrices, todas y cada una de ellas, aunque asumidas, siempre me van a recordar lo que pasé en su día. No es solo el cáncer en sí, son las secuelas que deja esta enfermedad, tanto físicas como emocionales.

Ahora, y con tu experiencia en el sector capilar, como especialistas capilares ¿Cómo ves el futuro de los tratamientos capilares?

Lo más importante, no solo como trabajadora, sino como mujer que ha pasado por esto, es que estemos juntas como sociedad. Porque, aunque a veces parezca lo contrario, jamás estamos realmente solas en este proceso. Desde mi puesto como directora de Clínicas Capilares IMD, puedo decir que los tratamientos capilares no solo se enfocan en recuperar la imagen personal. Se trata de curar, de sanar por completo una herida que se ha abierto y que debe cicatrizar desde dentro hacia afuera. Esa herida te va a acompañar el resto de tu vida, pero puede sanar. Y aunque no hace falta entrar en demagogias, la imagen personal es tan importante como nuestra propia esencia. En el mundo actual, especialmente para las mujeres, es crucial. El resto es simplemente acompañar, comprender y estar al lado de cada persona que pasa por este proceso, uno que, repito, no eligieron en ningún momento.

Nadie nos prepara para enfrentar esta enfermedad, pero llega un día en que decides levantarte, mirar a la vida a los ojos, apretar los dientes y salir a luchar. Y juntas, juntas podemos con todo.

Ana, ¿podrías dedicar unas palabras a las personas que están leyendo esta entrevista y que, como tú, están pasando por lo mismo?

A quienes están enfrentando este proceso, les diría que no hay una sola manera de llevarlo. Hay días buenos y otros que son francamente duros. Y está bien no estar siempre bien. Nadie espera que seas fuerte todo el tiempo. Lo importante es no perder de vista que cada pequeño avance cuenta, aunque a veces parezca que no hay avance alguno.

No se trata de ser heroínas ni de enfrentar todo con una sonrisa, porque a veces simplemente no se puede. Hay momentos de rabia, de cansancio, de miedo, y no pasa nada por sentirlos. No es un camino recto, es un proceso con altibajos, pero es tu proceso y no tienes que justificar cómo lo vives.

Lo que sí he aprendido es que no importa lo lento que avances, lo importante es que sigas avanzando. Algunas heridas no se curan rápido, ni del todo, pero se aprende a convivir con ellas. Así que no se trata de salir 'victoriosas' como en las películas, sino de salir, como sea. Y si en algún momento te cansas, recuerda que está bien parar y respirar, pedir ayuda o simplemente dejarte llevar por la vida. Porque al final del día, la lucha es tuya, pero no tienes que vivirla sola.

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