Los campos de Navarra, que en la década de los 80 se llenaban de vida con los cantos de aves y la actividad de múltiples especies, presentan hoy un panorama desolador, según advierte Gurelur. La organización ecologista destaca la alarmante pérdida de biodiversidad en las áreas agrícolas de la región, donde especies de aves, roedores, insectos y anfibios han prácticamente desaparecido en grandes extensiones, alterando el equilibrio de un ecosistema que en tiempos pasados acompañaba la labor de los agricultores navarros.
En aquellos años, especies como pequeños pájaros, aguiluchos, reptiles y anfibios eran parte habitual del paisaje rural. Sin embargo, hoy estas criaturas han dejado de ser parte de la vida diaria en los campos de Navarra. Gurelur señala que el descenso poblacional de aves emblemáticas, como el águila, el quebrantahuesos y el alimoche, o de especies ahora en peligro de extinción, como la avutarda y la ganga, es solo una muestra del deterioro generalizado que afecta también a los insectos, roedores y arácnidos.
Esta desaparición de especies tiene graves consecuencias para el ecosistema. Como ejemplo, Gurelur subraya el caso de las arañas, que antes tejían sus telarañas cerca de las construcciones humanas, controlando naturalmente la población de insectos. La desaparición de estas telarañas es solo uno de los síntomas visibles de un proceso que, según la entidad, marca el principio de un colapso ambiental más amplio, cuyas consecuencias podrían ser nefastas para la propia humanidad.
Para Gurelur, esta crisis tiene responsables. La organización asegura que los políticos y gestores ambientales de Navarra son conscientes de la situación, y ante su inacción, Gurelur ha lanzado una nueva demanda para que se renueve de inmediato la Consejería de Medio Ambiente y todos los cargos responsables. Sin cambios en las políticas y en los gestores de este ámbito, la organización teme que el deterioro de la biodiversidad navarra no hará más que acelerarse. "Que San Fermín nos coja confesados", señalan gráficamente.