El secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, ha presentado este miércoles su dimisión tras el episodio de los mensajes que llevó a un notario relacionados con la filtración de la fiscalía sobre los datos de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Este hecho ha desatado una crisis interna en el partido, agravada por el conocimiento de que Lobato acudió a un notario hace pocas semanas para depositar los mensajes que habría intercambiado con un cargo de Moncloa.
Lobato ha justificado su renuncia como un intento de «poner freno al enfrentamiento y división grave que se estaba generando en el partido». En una carta pública, ha defendido que su forma de hacer política «no es igual ni quizá compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene».
El ya exlíder socialista en Madrid ha agradecido «el inmenso apoyo» recibido de «miles de militantes de toda España» y ha subrayado que su decisión no es una decepción para él, sino una muestra de coherencia. «Hemos conseguido que cristalice y sea identificable para la ciudadanía una opción de hacer política de otra manera», ha afirmado.
Lobato ha reiterado su compromiso con el PSOE: «Hoy doy un paso al lado del liderazgo, pero tenéis mi compromiso de que en cada etapa futura asumiré mi responsabilidad como militante para ayudar al partido a continuar trabajando para mejorar la vida de la gente».
En su despedida, el exsecretario del PSOE madrileño ha insistido en los valores que, a su juicio, deben guiar la política: «el diálogo, el debate, el servicio público, la honestidad y el interés general». Además, ha reivindicado una política basada en el acuerdo entre diferentes por el bien común.
La dimisión de Lobato supone un nuevo terremoto en el PSOE madrileño, que ya enfrentaba tensiones internas. La dirección federal aún no se ha pronunciado oficialmente sobre esta decisión.