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Descubierta una especie hepática nueva para la ciencia en Álava

Una especie hepática nueva para la ciencia tiene en Álava dos de sus seis únicas localidades conocidas...

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 Una especie hepática nueva para la ciencia tiene en Álava dos de sus seis únicas localidades conocidas: el Sphaerocarpos ibericus. Un hallazgo que ha sido posible gracias a la labor colaborativa de un equipo de seis personas de diversos puntos de Europa, entre los que se encuentran Marta Infante y Patxi Heras, del Museo de Ciencias Naturales de Álava y cuyas muestras, recolectadas en Ávila y Álava se conservan en el Herbario VIT.

Es por esa razón que hoy se ha presentado ante la prensa un hallazgo, que viene acompañado de la publicación del mismo en la revista especializada en briófitos Journal of Bryology.

“A menudo se tiene la idea de que describir especies ocurre en ecosistemas lejanos, desconocidos y grandiosos como el Amazonas, sin embargo, incluso en ambientes muy cercanos y familiares que creemos conocer sigue habiendo sitio para lo nuevo y desconocido” ha señalado Del Val.

Así, una especie de hepática ha sido recientemente descrita nueva para la ciencia a partir de muestras recolectadas en Ávila y Álava y conservadas en el Herbario VIT del Museo de Ciencias Naturales de Álava.

La nueva especie, que ha sido denominada Sphaerocarpos ibericus, pertenece a un linaje vegetal poco conocido y que pasa desapercibido por el gran público: las hepáticas. Las hepáticas, junto con los musgos, forman parte de un grupo de vegetales terrestres que entre los botánicos es conocido por el nombre de briófitos.

Son vegetales de aspecto y tamaño humilde, pero que desempeñan grandes funciones ecológicas. En todo el mundo hay unas 9.000 especies de hepáticas. Científicamente son muy relevantes porque constituyen uno de los grupos de vegetales terrestres más antiguos, cuya presencia en la Tierra se puede rastrear hasta por lo menos el Devónico Inferior, hace más de 400 millones de años, casi 200 millones de años antes de que aparecieran los dinosaurios.

Precisamente, el género Sphaerocarpos, al que pertenece la especie recientemente descrita nueva para la ciencia, forma parte de uno de los linajes más antiguos dentro de las hepáticas. Por ello, este tipo de vegetales son muy apreciados por los biólogos evolucionistas, porque contienen secretos y datos clave para entender cómo los vegetales conquistaron el medio terrestre a partir del acuático.

Además, es un linaje de supervivientes, pues a pesar de haber aparecido tan pronto en la historia de la vida en la Tierra, han llegado hasta nuestros días, superando crisis y catástrofes que provocaron extinciones masivas; eso sí con muy pocas especies, pues en todo el mundo sólo hay 12 especies de Sphaerocarpos.

El descubrimiento y descripción de Sphaerocarpos ibericus ha sido publicado en la prestigiosa revista especializada en briófitos Journal of Bryology.

El equipo que ha realizado la investigación y que dado a conocer el hallazgo está formado por seis personas de diferentes centros de investigación. Ha sido una labor colaborativa en la que han participado

Marta Infante y Patxi Heras, del Museo de Ciencias Naturales de Álava, dependiente del Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Álava;

Modesto Luceño y Mónica Míguez, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla,

Begoña Quirós de la Peña, de la Universidad Carolina de Praga e Instituto de Botánica de la Academia Checa de Ciencias,

y Jesús Muñoz, del Real Jardín Botánico (CSIC), Madrid.

Para Del Val “el trabajo realizado por este equipo es un buen ejemplo de cómo avanza la ciencia actual, mediante la cooperación de diferentes especialistas, aportando cada uno lo que mejor sabe hacer”, desde los análisis moleculares que sitúan la nueva especie dentro del árbol filogenético de otras especies del género y las hepáticas, hasta el estudio morfológico al microscopio, fotografías y dibujos que ilustran el aspecto y los rasgos clave que caracterizan la especie, etc.

Sphaerocarpos ibericus es un organismo pequeño. Vive formando rosetas de aproximadamente un centímetro de diámetro. Miradas con una buena lupa, se ve que estas rosetas están formadas por pequeños ejemplares que parecen diminutas botellas. Es por esta apariencia que a esas hepáticas se les ha dado el nombre de “hepáticas botella”.

Es además una hepática rara. Sólo se conoce, por el momento, de seis localidades, cuatro en España y dos en Portugal. De las españolas, dos se encuentran en Álava, en Fontecha y en el sur del Parque Natural de Izki, cerca de San Román de Campezo. Las otras están en Ávila, en el embalse de Rosarito, cerca de Candeleda, y en Salamanca, en la comarca de los Arribes del Duero. Las dos portuguesas se hallan en la provincia de Beira Litoral. No se ha encontrado en ningún otro país europeo ni otra parte del mundo, por lo que se trata, por el momento, de un endemismo ibérico, de ahí el epíteto “ibericus” de su nombre científico.

La nueva especie se ha descrito usando muestras que se conservan en los herbarios UPOS (Universidad Pablo de Olavide, Sevilla), MA (Real Jardín Botánico, Madrid), y VIT (Museo de Ciencias Naturales de Álava). En los herbarios de estas instituciones se preservan los “tipos”, los especímenes que se han usado para la descripción de esta nueva hepática y que son el aval científico de la existencia de la especie y sirven de referente para nuevos estudios.

Sphaerocarpos ibericus tiene una ecología muy peculiar. Vive en suelos arenosos, sin cal o poca cal, que se mantienen húmedos durante el invierno y la primavera. Es una hepática anual: aparece, crece y fructifica en unos pocos meses, desapareciendo cuando llegan los primeros calores y la sequedad del verano, dejando en el suelo las esporas, en espera de que germinen con las lluvias y la bajada de las temperaturas del otoño.

En Fontecha se la encontró en un campo que llevaba muchos años sin cultivar, dentro de un ambiente de carrascal sobre las arenas de una terraza fluvial junto al río Ebro. La del Parque Natural de Izki vive en asomo rocoso de areniscas, junto a una cantera que lleva abandonada y sin perturbación humana mucho tiempo.

En Álava, y en el resto de España, hay otras dos especies de Sphaerocarpos: S. europaeus y S. michelii. Pero estas dos especies tienen una ecología y distribución geográfica muy diferentes de S. ibericus: Ambas viven en suelos arcillosos húmedos en invierno – primavera, frecuentemente removidos, de huertas, bordes de cultivos y jardines, siendo las dos especies nitrófilas favorecidas y extendidas por la actividad humana, sobre todo por la agricultura. Sphaerocarpos ibericus, por el contrario, requiere suelos más estables, que no ha sufrido alteraciones durante bastantes años y no es tan dependiente de la actividad humana como sus otros dos congéneres.

El hallazgo de Sphaerocarpos ibericus forma parte de la incesante labor que los taxónomos de todo el mundo realizan en pos de inventariar y describir las formas de vida de nuestro planeta, contribuyendo a conocer y comprender su fantástica diversidad biológica. “Es una tarea lenta por su complejidad que requiere saber mirar nuestro entorno con minuciosidad, pero que tiene la contrapartida de descubrir formas de vida tan humildes que fácilmente se nos pasan desapercibidas, como es el caso de S. ibericus” han señalado tanto Infante como Heras.

 

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