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Jornada de voluntariado ambiental en los nuevos humedales del Valle de Egüés

Durante la jornada tomaron parte el Servicio de Jardines del Valle de Egüés y el Guarderío Forestal, que explicó la importancia que tienen en la Cuenca de Pamplona la creación de estos espacios que fueron […]

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Durante la jornada tomaron parte el Servicio de Jardines del Valle de Egüés y el Guarderío Forestal, que explicó la importancia que tienen en la Cuenca de Pamplona la creación de estos espacios que fueron desapareciendo y que llevaron a la desaparición de alguna especie de anfibio, como el sapillo pintojo

Este sábado por la mañana voluntarias y voluntarios ambientales del Valle de Egüés se pusieron manos a la obra para naturalizar dos de los microhumedales realizados en 2015, uno de ellos ejecutado a través de un proyecto de la Obra Social “La Caixa”‘y otro existente en el Paisaje protegido de Elía.

Durante la jornada tomaron parte el Servicio de Jardines del Valle de Egüés y el Guarderío Forestal, que explicó la importancia que tienen en la Cuenca de Pamplona la creación de estos espacios que fueron desapareciendo y que llevaron a la desaparición de alguna especie de anfibio, como el sapillo pintojo. ¡Quién sabe, comenta desde Guarderío Forestal Unai Behrendt, si aún queda algún ejemplar resguardado que ha pasado desapercibido y vuelve a colonizar estos humedales de la Cuenca de Pamplona!

Para la naturalización de estos enclaves el voluntariado plantó diversas especies de plantas asociadas a niveles freáticos altos, como son distintas especies de Carex, Iris, Llanten,… además de plantar una línea perimetral de arbolado, preferentemente fresno, pero también unos pocos ejemplares de roble noble, Quercus robur, antaño ocupante de los bosques de la Cuenca de Pamplona.

Estos humedales fueron ocupados el año pasado por tritón palmeado y rana verde, algún ejemplar ya saltó a la charca al ver al voluntariado, y se espera que vaya aumentando el número de especies que colonicen estos ambientes, como sapo partero o sapillo moteado.

Ahora, y después de llenarse de barro, las voluntarias y voluntarios deberán esperar a la primavera siguiente para ver si el violeta y amarillo de los lirios van repoblando las márgenes de estos microhumedales.

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