El proyecto, que es susceptible de recibir ayudas europeas, garantizará las necesidades de agua para consumo humano, de riego e industrial, y permitirá avanzar en el desarrollo económico de la zona, así como mitigar los efectos del cambio climático
El Gobierno de Navarra y el Gobierno central han acordado hoy suministrar agua de calidad a la Ribera mediante la construcción simultánea de dos tuberías en la 2ª fase del Canal de Navarra. El acuerdo, que prioriza la rentabilidad social y estratégica del proyecto, se ha alcanzado durante la reunión de la comisión de seguimiento del Canal Navarra-Estado y en el Consejo de Administración de CANASA, según ha informado la Presidenta de Navarra, María Chivite.
“Llevar agua de calidad a la Ribera de Navarra es una prioridad de primer orden para el gobierno que presido. El proyecto de la 2ª fase del Canal ha estado en la hoja de ruta de este Ejecutivo foral desde los inicios. El acuerdo alcanzado hoy entre ambas administraciones, Navarra y Estado, es un nuevo ejemplo de entendimiento y colaboración interinstitucional que nos va a posibilitar abastecer de agua de boca de calidad a más de 70.000 habitantes de la Ribera; nos va a permitir garantizar las necesidades de agua de riego e industrial, avanzando de este modo en el equilibrio territorial y en el desarrollo económico de la zona”, ha señalado la presidenta Chivite.
Durante su intervención la Presidenta ha remarcado, también, que “este proyecto de la segunda fase del Canal de Navarra es susceptible de recibir ayudas del Plan de Reconstrucción Europeo”. Asimismo, ha incidido en su importancia de cara a adelantarse y poder mitigar posibles efectos del cambio climático, uno de los mayores retos medioambientales.
La 2ª fase del Canal, un proyecto estratégico para Navarra
La 2ª fase del Canal de Navarra conlleva la construcción de una infraestructura de transporte de unos 70 kilómetros de longitud, que permitirá el abastecimiento de agua de boca de calidad a más de 70.000 habitantes de la Ribera. A este respecto, cabe recordar que, con cierta frecuencia, se detectan deficiencias en la aptitud del agua suministrada para consumo humano en la Ribera y que la misma viene derivada de la mala calidad del agua de las fuentes de suministro provenientes del Ebro-Canal de Lodosa, canal Imperial y aguas de pozo, según los estudios elaborados por las empresas INTIA S.A. y NILSA (2016). Asimismo, este proyecto de la 2ª fase posibilitará la puesta en riego de hasta 21.522 hectáreas.
Se trata, además, de un proyecto estratégico, tal y como se recoge en las bases del Plan Reactivar Navarra – Nafarroa Suspertu 2020-2023 así como en la Estrategia de Especialización Inteligente de la Ribera, para poder avanzar en el desarrollo territorial sostenible de la Comunidad, en el desarrollo económico de la Ribera así como para mitigar los posibles efectos del cambio climático (aumentos de temperatura, fenómenos meteorológicos extremos como sequías o inundaciones, mayores demandas hídricas…). En relación a este último aspecto, cabe considerar las situaciones de riesgo que predicen los modelos climáticos. Se han estudiado para la zona de la 2ª fase del Canal de Navarra cuatro proyecciones regionalizadas en dos escenarios temporales a medio y largo plazo (2020-2060 y 2061-2100). Según el escenario más favorable, se espera que las precipitaciones desciendan un 3.6% para 2060 y un 5,8% para 2100; si se considera el escenario más desfavorable, el descenso sería de hasta un 5% para 2060 y de un 10% para 2100.
Destacadas ventajas de la alternativa escogida
Cabe recordar que el estudio de alternativas para el proyecto de la 2ª fase del Canal de Navarra, encargado por Canasa y realizado por la UTE Ingiopsia-Eptisa, planteaba diferentes opciones para llevar el agua a la Ribera: un canal de cielo abierto; tuberías a presión con diferentes trazados; dos tuberías construidas simultáneamente (sin decalaje); dos tuberías construidas primero una y posteriormente la segunda (con decalaje); y, finalmente, la construcción de una sola tubería.
Una vez analizados aspectos como el impacto sobre el medio y el territorio, la viabilidad socioeconómica o la viabilidad técnica, se consideran como “mejores” alternativas las dos opciones relativas a la construcción de dos tuberías con o sin decalaje.
Finalmente, se opta por la opción de “dos tuberías sin decalaje”, priorizándose de este modo la rentabilidad social y estratégica del proyecto. Esta solución presenta destacadas ventajas frente a la otra opción contemplada (dos tuberías con decalaje). En primer lugar, conlleva un desarrollo más rápido de toda la zona regable de la segunda fase, al posibilitar, desde un inicio, la puesta en riego de hasta 21.522 hectáreas. Asimismo, permite realizar una planificación estratégica en el ámbito agrícola, industrial y de suministro urbano.
De igual modo, construir dos conducciones de manera simultánea producirá una mayor garantía de suministro ante posibles averías o mantenimiento. Este factor es muy importante tanto en el caso de los riegos como en los abastecimientos.
Otro aspecto destacable es la menor afección que se producirá desde el punto de vista medioambiental y arqueológico en el territorio al realizarse una única intervención en el mismo. De igual modo, los trabajos de recuperación paisajista y medioambiental serán más acotados en el tiempo.
Finalmente, desde el punto de vista económico la solución seleccionada conlleva un menor presupuesto frente a la opción de dos conducciones con decalaje: 220 millones de euros frente a los 225 millones de euros de la alternativa decalada.