El periodista ha fallecido en Pamplona, tras dos años luchando contra un cáncer
Pamplona, 13 de agosto de 2018
Este domingo fallecía en Pamplona a sus 52 años el periodista navarro Manuel Erice Oronoz, corresponsal en Washington del diario ABC y una figura destacada dentro del periodismo digital en España.
El periodista navarro ocupó la subdirección del ABC durante un tiempo, y fue uno de los principales promotores de la versión online del periódico, siempre destacando por su enorme vocación periodística. Siempre dando ejemplo con buen hacer periodístico, desde la redacción de ABC lo recuerdan ya como "un periodista de ABC de los de toda la vida", "un maestro para otros compañeros" y "un modelo de rigor informativo".
Dedicado en cuerpo y alma al periódico ABC, Erice inició su carrera como corresponsal, ascendiendo a subdelegado y delegado de las ediciones provinciales de Navarra y Castilla y León del diario, llegando más tarde a ocupar la jefatura de redacción de la sección nacional e internacional. Destacó sobre todo por su innovación, colaborando a implantar con éxito el periódico online, lo que le valió la definición de "pionero digital" por parte de sus compañeros y el puesto de subdirector de Medios Digitales.
Una vez tocados casi todos los ámbitos del periodismo, incluso la tertulia en radio y televisión, Erice terminó su carrera donde la empezó, como corresponsal. De esta forma, con toda la experiencia ganada, en 2015 consiguió lo que para él era un sueño, ejerciendo la corresponsalía del ABC en Washington y destacando en la cobertura de la campaña electoral que dio la victoria a Donald Trump. El seguimiento en detalle que hizo del magnate neoyorquino le sirvió para escribir un libro sobre él: "Trump, el triunfo del showman", que ha recibido el premio al Libro del Año 2017 otorgado por la Washington Academy of Political Arts and Sciences.
Manuel Erice durante su dilatada carrera llegó a destacar en casi todos los sectores del periodismo y no dejó de dar ejemplo de buen hacer a todos sus compañeros y aprendices. A pesar de su enfermedad, Erice continuó trabajando en la que siempre había sido su pasión y, como recuerdan sus compañeros, no dejó de escribir hasta el último día.
