Buztintxuri, el barrio olvidado

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Por: Eduardo Sanz Campoy

Buztintxuri se edificó hace 14 años con la idea de ofrecer un barrio de nueva construcción para la gente joven, pero desde entonces, según denuncian sus vecinos, son los grandes olvidados y nadie se acuerda de ellos. Lo único que Buztintxuri ha recibido a lo largo del tiempo ha sido una ampliación del colegio y unos módulos prefabricados, sin embargo el barrio sigue sin ninguna biblioteca, polideportivo ni centro de mayores; están literalmente olvidados, según denuncian.

Los niños que llegaron con 4 años se preparan para la universidad, y los que entonces estudiaban para Selectividad, ya tienen familias. Las generaciones han crecido con el barrio, pero el barrio no ha crecido con ellos.

Esta es la queja de Ángel Tellería, director de la Asociación de Fútbol de Buztintxuri, quien nos traspasa su preocupación por la situación del complejo urbanístico: "Vivimos 8.500 personas censadas, de las cuales 1.500 son niños. Llevamos años solicitando instalaciones, pero los políticos no hacen nada más que prometer cosas que nunca llegan".

Ángel intenta mantener a flote el proyecto de un equipo de fútbol para los más pequeños, pero no dispone de los medios. Para demostrarlo, nos enseña la pista de fútbol del colegio, la única en todo el barrio para jugar los partidos. Es un pequeño campo de cemento con el suelo liso y porterías sin redes. Un estrecho techado cubre el campo, pero da igual, porque a los lados, en forma de pendiente, hay dos pequeños trozos de tierra que lo embarran cuando llueve. Ángel no exageraba.

"Cuando se acerca el día de un partido tan solo rezamos porque no llueva. ¿Cómo le haces levantarse a una familia un sábado a las 9 de la mañana para decirle que al final su hijo no puede jugar? Cuando sucede intentamos buscar un apaño con el otro equipo, pero sus polideportivos (San Jorge/La Rotxapea) ya están suficientemente llenos, por lo que en varias ocasiones hemos tenido que cancelar el partido”

Ángel hace especial hincapié en que no entrena a adolescentes que, más o menos, se pueden adaptar a las circunstancias y soportar un poco el frío, el equipo lo integran niños que en muchas ocasiones no llegan a los 10 años y que tampoco disponen de otras actividades. “No es solo que no haya un campo de fútbol, tampoco lo hay de balonmano, de baloncesto ni de ningún otro deporte. ¿Cómo le dices a un adolescente que no se pase el día bebiendo o fumando si no eres capaz de darle una alternativa en la que centrarse?”

Pero su queja no es particular, es la de todos los vecinos. “Vas viendo como al resto le va tocando su momento, incluso cómo pueblos que no reúnen los requisitos necesarios reciben instalaciones que nosotros llevamos más de una década solicitando. ¿Acaso somos un barrio de tercera? Ya no sabemos qué hacer para que se nos haga caso”.

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