Por la misma razón por la que hablamos podemos asfixiarnos por atragantamiento

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La laringe humana está situada muy baja en el cuello comparativamente con la de otros mamíferos. Esta peculiaridad anatómica hace que el habla sea posible, pero pagando el precio de atragantarnos si tragamos y respiramos al mismo tiempo

La laringe es la parte de conducto respiratorio que está a continuación de la faringe. La boca y la faringe forman parte tanto de la vía digestiva, por donde van los alimentos ingeridos, como de la vía respiratoria por donde circula el aire que respiramos. Una vez se dividen ambas vías los alimentos continúan por el esófago hasta el estómago y, por su parte, el aire va siguiendo la vía respiratoria a través de la laringe. Además, las cuerdas vocales forman también parte de este órgano respiratorio y nos permiten la emisión de vocales y consonantes, de una forma modulada, aflorando así el lenguaje.

Todos los mamíferos, menos el hombre, tienen la laringe en la parte alta de la garganta. De manera que desde el momento en que ingieren alimento, éste sigue su camino independientemente de la vía aérea. Esto les permite tragar y respirar a la vez.

En realidad, también los niños nacen con la laringe ascendida. Por esta razón los lactantes pueden mamar sin tener que parar para coger aire. De lo contrario, les resultaría muy difícil alimentarse. En cambio, se les hace muy difícil respirar por la boca, por esta razón respiran tan mal cuando están resfriados y con la nariz taponada. La situación va cambiando a partir de los 6-7 meses, de edad, debido a que la laringe va gradualmente descendiendo permitiendo la respiración bucal y dando paso al surgimiento del balbuceo y posteriormente del habla.

Resulta, que para poder hablar hace falta que la longitud del tubo formado por la boca sea equivalente al tubo que desciende por detrás de la lengua. El resto de animales que tienen laringe, naturalmente, también pueden emitir sonidos, pero simples, del tipo gritos o cantos. Solamente el ser humano es capaz de crear un lenguaje articulado con el cual expresarse.

Esta morfología laríngea, única, nos da una enorme ventaja en nuestra comunicación, ya que nos permite expresar infinitas ideas. Pero, también tiene un gran inconveniente y es que los seres humanos, a diferencia del resto de mamíferos, tenemos que dejar de respirar para tragar. Al deglutir la comida la válvula llamada epiglotis ocluye automáticamente la entrada a la laringe, a modo de tapadera, e impide la entrada de comida a la vía respiratoria.

Si, desafortunadamente, deglutiéramos un trozo de alimento, o un cuerpo extraño, demasiado grande, y se quedara atascado en la parte inferior de la garganta (la faringo-laringe), obstruyéndola completamente, al ser un conducto que también se utiliza para respirar el flujo de aire se vería interrumpido y, de no resolverse rápidamente, se produciría la muerte por asfixia.

laringe2En esos casos urge realizar la maniobra de Heimlich, que consiste en comprimir con fuerza el estómago con el propósito de que el diafragma (tabique musculoso que separa la cavidad torácica de la abdominal) se contraiga hacia los pulmones, comprimiéndolos, y provocando una espiración potente que expulse el cuerpo extraño. De no contar con ayuda, uno mismo puede autoaplicársela apoyándose con fuerza sobre una silla, o la esquina de una mesa, a la altura del estómago.

Somos los únicos mamíferos que podemos hablar, pero a costa de compartir el conducto que forman la boca y la faringe tanto para ingerir comida como para respirar. De manera, que si por desgracia, se produjera un atragantamiento accidental al deglutir un cuerpo sólido, que comprometiera la llegada de aire a los pulmones, pereceríamos asfixiados

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