Está claro que los encierros de los Sanfermines de Pamplona son un evento que tiene renombre mundial. Tanto que una localidad mexicana que busca convertirse en un polo turistico se ha inspirado en los encierros de Pamplona para realizar un encierro con toros, con pañuelicos rojos y ropa blanca incluidas en el atrezzo.
Este domingo, Huamantla, localidad tlaxcalteca celebró su Segundo Encierro tipo Pamplona. Bn el marco de las festividades de la Aldea Mágica 2024, cientos de corredores se enfrentaron a la adrenalina de un recorrido de 850 metros por las calles principales del municipio, mientras el público lo vivía desde gradas y balcones abarrotados.
El alcalde dio inicio al encierro con el lanzamiento del tradicional cohetón, emulando el «cohete» pamplonés con el que se inicia la carrera de la mano de carpintería Aldaz. Desde el edificio Los Morales hasta la Plaza de Toros, pasando por las calles Zaragoza, Juárez, Morelos y Allende, los corredores se midieron con toros de la prestigiosa Ganadería Zacatepec, seleccionados cuidadosamente para este evento.
Aunque las diferencias culturales y de tradición son evidentes, Huamantla ha sabido captar la esencia de los encierros pamploneses, atrayendo a corredores locales, nacionales e internacionales. Según Salvador Santos Cedillo, el evento ha superado todas las expectativas, situando a Huamantla como un referente en las actividades taurinas de México.
Desde Pamplona, es inevitable observar con interés cómo una tradición tan arraigada en nuestra tierra está siendo reinterpretada y adaptada a otros contextos culturales. Y aunque no hay nada que iguale la emoción de nuestros encierros, Huamantla ha demostrado que la esencia del encierro —la mezcla de valentía, emoción y respeto al toro— no conoce fronteras.
La coordinación impecable entre cuerpos de seguridad y emergencia garantizó un desarrollo sin incidentes graves, algo que en Pamplona también es clave para la preservación de esta tradición. Así, Huamantla se perfila como una suerte de «hermana taurina» de la capital navarra, demostrando que el espíritu de los encierros siguen inspirando más allá de los límites de nuestras fiestas de San Fermín.