Decenas de personas se concentraron ayer en la Plaza Consistorial de Pamplona para denunciar la guerra en Ucrania en el tercer aniversario del inicio de la invasión rusa. La movilización, convocada por diversos colectivos, rechazó tanto la agresión de Rusia como el papel de la OTAN en el conflicto, denunciando la creciente militarización de Europa y el impacto del armamentismo en Euskal Herria.
En el manifiesto leído durante el acto, se calificó la guerra de Ucrania como una «contienda brutal e injusta» y se lamentó que las principales víctimas sean «los cientos de miles de personas ucranianas y rusas muertas, heridas o desplazadas». Según las organizaciones convocantes, los beneficiarios del conflicto son «las oligarquías norteamericanas, europeas y rusas», cuyos intereses económicos han crecido «al calor de la contienda militar».
Además, los participantes denunciaron la escalada bélica a nivel global, mencionando conflictos como el genocidio en Gaza o la guerra en Sudán, que enmarcaron dentro de «la disputa económica, política y militar entre grandes potencias capitalistas» como Estados Unidos, China y Rusia. También advirtieron de que la creciente militarización de la Unión Europea está provocando una mayor sumisión de sus dirigentes a las estrategias geopolíticas de Washington.
El manifiesto expresó una fuerte crítica a la OTAN y al nuevo secretario general de la alianza, Mark Rutte, a quien acusaron de exigir «elevar el gasto militar a costa de bajar pensiones, educación o sanidad». En este sentido, recordaron que en el referéndum de 1986, Euskal Herria votó mayoritariamente en contra de la permanencia en la OTAN.
Los colectivos denunciaron, asimismo, el auge de «las ideologías de extrema derecha, el militarismo, el racismo y el neofascismo en Europa», así como la contradicción de los países occidentales que, tras haber apoyado guerras en África, Oriente Medio o Europa del Este, «ahora quieren cerrar sus fronteras ante la llegada de los migrantes que esas mismas guerras han generado».
En el ámbito local, alertaron sobre el crecimiento de la industria militar en Euskal Herria, señalando que en la última década el número de empresas vascas dedicadas a este sector ha pasado de 70 a más de 200. También criticaron la postura del foro empresarial Zedarriak, que en enero apostó por el desarrollo de la energía nuclear y la industria militar para atraer inversión. «No podemos permitir que la guerra empiece aquí», señalaron.
Finalmente, las organizaciones convocantes reivindicaron un modelo social basado en la paz, la transición ecosocial y el fortalecimiento de los servicios públicos, rechazando la inversión en defensa. La concentración concluyó con consignas en favor del gasto social y contra la guerra y el armamentismo.
