Este martes ha fallecido, a los 78 años, Marisa Paredes, una de las actrices más icónicas del cine español y figura imprescindible en la historia del teatro y la gran pantalla. Con una carrera que abarcó más de seis décadas, Paredes deja un legado imborrable que ha marcado generaciones y traspasado fronteras.
Nacida en Madrid en 1946, Marisa Paredes mostró desde joven una inclinación hacia el mundo del arte dramático. Tras formarse en la Escuela de Cine y Teatro, comenzó su trayectoria en la década de los 60 con pequeñas participaciones en películas y obras teatrales. No tardó en consolidarse como una de las actrices más talentosas de su generación, gracias a su presencia arrolladora y a su inconfundible voz.
Su talento alcanzó su máxima expresión de la mano de Pedro Almodóvar, con quien trabajó en títulos emblemáticos como «Tacones lejanos» (1991), «La flor de mi secreto» (1995) o «Todo sobre mi madre» (1999), que le otorgó reconocimiento internacional. Su colaboración con el director manchego no solo la consagró como una musa del cine español, sino que le permitió explorar personajes complejos y memorables, donde brilló con una intensidad única.
A lo largo de su carrera, Marisa Paredes trabajó con otros grandes cineastas como Carlos Saura, Fernando Trueba o Roberto Benigni, quien la dirigió en «La vida es bella» (1997), uno de los éxitos más aclamados del cine europeo. Su versatilidad le permitió transitar entre el cine comercial y el cine de autor, interpretando desde dramas íntimos hasta comedias.
En el teatro, Paredes también dejó su huella con interpretaciones en obras clásicas y contemporáneas, mostrando su profundo amor por el oficio. Su talento fue reconocido con numerosos galardones, entre ellos la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2008) y el Premio Nacional de Cine (2018).
Marisa Paredes no solo destacó por su arte, sino también por su compromiso con la cultura y su defensa de los derechos de los profesionales del cine y el teatro. Como presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España entre 2000 y 2003, trabajó para dignificar el sector y apoyar a las nuevas generaciones.
Su fallecimiento supone la pérdida de una figura irrepetible, cuya elegancia, talento y carácter apasionado quedarán grabados en la memoria colectiva. Con Marisa Paredes se va una de las grandes damas del cine español, pero su legado permanecerá vivo a través de sus inolvidables interpretaciones.
El cine y el teatro despiden hoy a una artista excepcional, cuya voz y mirada seguirán iluminando las pantallas y los escenarios.