La nueva sede de la MCP supone la recuperación de un inmueble en el Casco Antiguo de Pamplona que se encontraba en desuso desde el año 2003. Con 5.600 m2 útiles distribuidos en tres plantas y un sótano, acogerá en las próximas semanas a 209 personas de la plantilla de la MCP y de su sociedad de gestión SCPSA. Estos equipos de trabajo desarrollan hasta la fecha su labor distribuidos en varias localizaciones: el edificio “Casa Abaigar” en la calle General Chinchilla, en dos plantas de oficinas en la calle Julián Arteaga y en las oficinas del Servicio de Atención Ciudadana en la calle Navas de Tolosa.
La planta baja se destinará en gran parte a oficinas del Servicio de Atención Ciudadana. El patio claustro, uno de los espacios más emblemáticos del nuevo inmueble, se habilitará como zona de espera para los ciudadanos y ciudadanas que deseen hacer alguna gestión en esa oficina. También en la planta baja se encuentra el salón Ansoleaga (antigua iglesia) que se destinará a reuniones de la asamblea general y otros eventos.
Cabe destacar que, tal como se establece en el convenio firmado con la Universidad Pública de Navarra el pasado lunes 21 de agosto, en la planta baja también se ha acondicionado un espacio con una oficina de 30 m2 para utilización exclusiva de la UPNA en labores de información a la ciudadanía y reuniones de pequeño formato. Además, se contempla la utilización compartida con la universidad del espacio del salón Ansoleaga.
Las plantas primera y segunda acogerán a diferentes equipos de trabajo de los departamentos del Ciclo Integral del Agua, Residuos y Transporte, así como gerencia, presidencia y personal de servicios generales. Finalmente, la planta tercera y el sótano se destinarán a sistemas técnicos y espacios de archivo.
Rehabilitación con criterios de funcionalidad y cero emisiones
Tal como se señala en el Plan Estratégico 2017-2030 de la Mancomunidad, la nueva sede ha sido diseñada con criterios de funcionalidad para la atención a la ciudadanía, la integración de nuevas tecnologías, con características de cero emisiones y atendiendo a la organización y gestión de las personas.
La rehabilitación del edificio ha conseguido habilitar espacios sencillos y gratos, destacando la transición planteada desde el exterior al interior del edificio a través del patio jardín. Desde el punto de vista funcional, la propuesta permite generar sinergias entre los diferentes departamentos y garantiza una calidad ambiental adecuada.
La nueva sede cuenta con la certificación energética “A” que indica el mayor grado de eficiencia. La climatización del edificio se resuelve mediante una instalación híbrida de geotermia y aerotermia. El sistema de geotermia es una alternativa de climatización eficiente y renovable que aprovecha el calor del subsuelo: en invierno se bombea agua de la superficie al subsuelo para luego recuperarla una vez calentada y en verano se realiza el proceso contrario, absorbiendo el calor del edificio para traspasarlo al terreno. La aerotermia es un sistema de climatización que intercambia calor con el exterior para generar de forma eficiente calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente durante todo el año. Asimismo, hay que destacar el tratamiento de la envolvente del edificio que también ha preservado los muros de piedra existentes en el antiguo convento y ha permitido conseguir un aislamiento con criterios ‘Passivhaus’, el estándar de construcción de alta eficiencia energética más exigente.
El proyecto de la nueva sede opta asimismo a la obtención de las certificaciones WELL y VERDE. La certificación WELL permite identificar y medir las características de los espacios centrándose en la salud y el bienestar de las personas usuarias. La certificación VERDE valora la calidad ambiental interior, la gestión de recursos (energía, agua y materiales), la integración social (accesibilidad, comunicación, etc.) y la calidad técnica de la edificación.
Estructura con tres patios interiores
El acceso a la nueva sede se realiza desde la calle Rincón de la Aduana, junto al paseo Dr. Arazuri. Tras la tapia, en la que se ha habilitado la entrada principal al patio jardín, se ha levantado un porche y un nuevo pabellón –construido completamente con madera– que inicialmente se conservará como espacio de reserva para futuras necesidades. Desde el citado patio jardín, en el que se ha preservado el antiguo pozo de agua, se accede al interior del edificio.
En el proyecto se ha tenido en cuenta la relevancia de los tres patios interiores (claustro, esclusa y medianero) en la organización del antiguo convento y que son la clave de la propuesta estructural de la nueva sede. Estos patios, junto al vacío de dos alturas del antiguo coro bajo convertido en vestíbulo de acceso, estructuran los espacios del Servicio de Atención Ciudadana, así como las zonas de trabajo. Los muros de los patios se convierten, junto a las fachadas exteriores, en los únicos elementos estructurales verticales.
Los forjados han sido construidos con vigas y tableros de madera que se ha convertido en uno de los materiales decisivos de la intervención. Tal como explican los autores del proyecto, la presencia rítmica en los techos de vigas vistas da calidez al interior y su ligereza contrasta con la robustez de los muros revestidos con mortero. La existencia del suelo técnico, por el que discurren todas las instalaciones, facilita la limpieza visual de los espacios.
En la antigua iglesia se ha realizado una limpieza y restauración, conservando dos vitrinas en el suelo que muestran los pavimentos de piedra originales del antiguo palacio Armendáriz. Asimismo, se han introducido las instalaciones necesarias para facilitar su uso como espacio de reuniones.
Preservación del valor histórico y reutilización de materiales
El proyecto de restauración y adecuación ha respetado el valor histórico del edificio y ha contado con la continua supervisión de la Institución Príncipe de Viana. A la hora de plantear el proyecto de rehabilitación se han conservado las trazas del edificio existente, así como la volumetría exterior. Así, se ha tenido en cuenta la singularidad de las fachadas protegidas que se han mantenido eliminando únicamente los elementos que, añadidos a lo largo del tiempo, restaban calidad material o desvirtuaban el orden de las mismas.
La primera fase del proyecto conllevó una compleja obra de desmontaje de la estructura del antiguo convento, los arriostramientos o sujeciones de las fachadas, la cimentación con pantallas de micropilotes, y, una vez superada la fase de prospección arqueológica, la excavación y construcción de los sótanos.
Otra característica a destacar es la reutilización de materiales para la construcción de diferentes estructuras. Así, se han reutilizado vigas de madera del antiguo convento para espacios habilitados en la tercera planta, se han reaprovechado tejas para la cubierta del edificio y la estructura del suelo del salón Ansoleaga ha sido rehabilitada con madera reutilizada.
Restos arqueológicos desde el siglo I hasta el XX
Durante las labores de excavación se localizaron restos que van desde el siglo I hasta el XX: una de las necrópolis de la ciudad romana altoimperial (uno de los aspectos más novedosos por desconocido, a juicio de Nicolás Zuazúa, responsable de los trabajos de arqueología) en las que cabe mencionar un enterramiento y un fragmento de inscripción de mármol de los siglos I-II; traza urbana y un barrio artesanal medieval dedicado sobre todo a la metalurgia desde el siglo XI/XII hasta el XIV (un hallazgo que destaca por los fragmentos de moldes de campana, unos restos muy poco conocidos hasta la fecha); traza urbana y zonas artesanales de fundición de los siglos XVI-XVII; restos del palacio de Armendáriz, la casa de aduana y otra vivienda de los siglos XVIII-XIX y, finalmente, los restos del propio convento de las Salesas.
En los trabajos de prospección se realizaron excavaciones en 1.050 metros cuadrados hasta agotar todos los niveles arqueológicos. Aparecieron 78 hoyos, en su mayor parte de cronología medieval y moderna (siglos XII-XVII), 10 pozos de piedra y 50 monedas (entre romanas, medievales y modernas). Entre los elementos significativos que se dieron a conocer al finalizar estos trabajos se encontraban un mascarón de escudo barroco (S. XVIII), un anillo y broche de cinturón (S. XVI-XVII), maravedís o blancas de los Reyes Católicos (S. XV-XVI), moldes de fundición de campanas (S. XII-XIII) y la citada inscripción funeraria romana (S. I-II).
La cronología de la rehabilitación
El antiguo convento de la Visitación de María fue uno de los edificios más emblemáticos del casco histórico de Pamplona. Construido en 1905 según el proyecto de Florencio Ansoleaga, albergó hasta 2003 a la comunidad de clausura de las monjas Salesas.
El convento ocupaba el extremo suroeste del Burgo de San Cernin, entre la calle San Francisco y el Rincón de la Aduana, y tenía una superficie de 3.000 m2. Desde el siglo XI este solar ha albergado edificaciones de gran significado en la historia de Pamplona: los huertos del parcelario medieval, la trasera de la muralla del Burgo, parte del complejo de la Torre del Rey, los palacios de Cruzat y Armendáriz, la Casa del Reino, la Aduana o la Tabacalera.
Cabe recordar que la MCP adquirió en el año 2010 el inmueble con el objetivo de agrupar en él los servicios administrativos y de atención ciudadana de la entidad comarcal. En 2018, el Consejo de Administración de Servicios de la Comarca de Pamplona (SCPSA), sociedad de gestión de la Mancomunidad, aprobó la adjudicación del contrato de redacción del proyecto y dirección de obra de la rehabilitación del edificio al equipo integrado por los estudios Álvarez-Sala, Matos Castillo Arquitectos y Rueda Pizarro, junto al apoyo en obra del estudio local Tabuenca y Leache. Tras el concurso público celebrado para la ejecución de la obra, con un presupuesto de licitación de 15,50 M€ más IVA, en diciembre de 2019, el Consejo de Administración acordó adjudicar las obras de rehabilitación a la empresa Construcciones ACR, S.A.
Los trabajos de reforma y adecuación de la nueva sede se iniciaron en junio de 2020 y han finalizado recientemente. La obra se ha realizado en un contexto muy complejo derivado de la pandemia y las consecuencias de la guerra de Ucrania, así como de las dilatadas excavaciones arqueológicas realizadas en el solar construido. Esto ha exigido grandes esfuerzos a todos los agentes participantes en la obra para la materialización del proyecto. En las próximas semanas se equiparán los espacios de oficinas para incorporar paulatinamente a los diferentes equipos de trabajo.
La obra se ha liquidado por un importe de 16,64 M€ más IVA. A esta cantidad se le deberá añadir la revisión legal de precios establecida excepcionalmente para obras ejecutadas en el contexto del conflicto de Ucrania.
